Días de Lluvia
Cuando las ventanas lloran…
¿Como se lo explicas a tus canes?
Hacen días de lluvia, que son preciosos y necesarios para la vida y la tierra lo agradece. Es primavera, mes de abril, el mas lluvioso del año, ya que la tierra reverdece con ella, rellena pantanos y nacimientos de ríos y corrientes de aguas superficiales y subterráneas. Lo dicho: vital y necesaria, pura vida y que no nos falte nunca. Esto los humanos lo comprendemos y aunque nos incomode en nuestros quehaceres de cada día, por lo necesaria y beneficiosa lo aceptamos con mas o menos agrado. Pero… ¿quien se lo explica a los canes?, que aunque les pones impermeables, los secas al llegar a casa y les procuras una temperatura agradable y seca, en la calle se mojan, no paran de intentar secarse removiendo sus cuerpos, no les apetece hacer sus cosas y se pierden en el dilema de querer estar fuera, en la calle, pero se sienten incómodos. No quieren mojarse y a la vez no quieren volver a casa.
Mal rato pasan los pobres y tu, que sufres por verlos incómodos y no quieres que se resfríen ni tengan ese mal rato que pasan los pobres. Pasas el día controlando la meteorología y esperando el momento aquel que deja de caer lluvia lo justo para sacarlos y pasear un poco. También piensas la suerte que tienen que tu puedes dedicar tu día a estar alerta para aprovechar estos momentos para sacarlos, y piensas en aquellos que trabajan y tienen un horario limitado para hacerlo y piensas en como lo hacen, pobres y pobres canes. Mala situación, aunque los pobres perros son muy comprensivos y se conforman. Los míos aguantan mas de lo normal y se adaptan a la situación, aunque les pongas empapadores y les abras la puerta del patio interior o balcón para facilitarles el poder hacer lo que necesiten si no aguantan mas, ellos se esperan a que tú les pongas sus impermeables y los saques al parque, donde acostumbran a pasear cada día. He de reconocer que están muy bien educados y me demuestran cada día que a veces, me preocupo yo mas que ellos mismos. Me hacen sentirme orgulloso de ellos pues es algo en lo que uno no creo que haya hecho méritos en enseñarles, ellos aprendieron solo a base de ser constante con sus horarios y rutina diaria. Se demuestra así su nivel de inteligencia y facilidad de adaptación que de forma innata tienen. No es necesario enseñarles, ellos lo aprenden, al menos la gran mayoría. Aunque antes de la primera salida te piden salir e incluso llegan a ponerse pesados, en cuanto les pones los impermeables comprenden que no hace sol precisamente y cuando llegan parcialmente mojados a casa y los secas con una toalla, cambian de actitud y esperan pacientemente a que los saques, no te piden salir pues saben que el día no está para salir como habitualmente tu los tienes acostumbrados. Dobby no, pero Santiago cuando llega la hora, se asoma a la ventana y observa la lluvia, luego se vuelve a mirarme y vuelve a su cama. Parece que te diga: «sigue lloviendo…»
Hoy es uno de esos días de música tranquila, calor de hogar y recogimiento. Aunque a mí me encantan los días de lluvia, si me fastidian es por ellos pues aunque no lo dicen se sienten mal pues necesitan ese tiempo de estar en la calle, de respirar aire fresco, de correr y socializarse en el pipi can con sus amigos, es su pequeño y necesario respiro de libertad. Que quizás hoy no puedan disfrutar.
A veces al verlos ahi, tranquilos y relajados doy gracias por haber tenido la suerte de tener a estos queridos compañeros, por lo buenos que son y por el amor incondicional que me demuestran día a día.
